Se trata de niños que durante 2023 se presentaron a más del 90% de sus clases, ya sea en jardines infantiles o colegios. Visibilizando su ejemplo, se apunta a poner un alto al ausentismo reiterado, uno de los grandes problemas de la educación inicial a nivel país.
Javiera Mollo no pudo contener la risa cuando el astronauta que estaba frente a ella —Richard Hieb, quien registra más de 750 horas en el espacio a bordo de tres vuelos espaciales— explicó lo difícil que es lavarse el pelo cuando no hay gravedad: las gotas de agua se dispersan por la nave, el champú se esparce por alrededor y el cabello no deja de moverse de un lado a otro.
“Él ahora es una persona pelada, así que echaba la talla de que en estas condiciones se lo podría lavar muy bien”, cuenta Yesenia Mollo, mamá de Javiera, de cinco años y otra de las personas que disfrutó con la presentación del astronauta de la NASA, quien también les habló sobre cómo es hacer ejercicio o cómo se prepara la comida a más de 400 kilómetros por sobre la Tierra.
Para Ariel Cortés (5 años), lo más divertido de este encuentro fue conocer cómo se duerme dentro de una nave espacial. “Les contaron que los astronautas duermen amarrados y dentro de algo que parece una gran bolsa, para que no estén dando vueltas por todos lados. Ariel vio las imágenes y dijo que cuando se movían en espiral, las personas parecían pollos asados”, comenta —con humor— Daniela Moreno, su mamá.
Todas estas situaciones ocurrieron a mediados de la semana pasada, cuando Javiera y Ariel, junto a otros 14 niños, cada uno en compañía de un familiar, visitaron el Centro Espacial Kennedy en Florida, Estados Unidos. Hasta ahí llegaron luego de ganar el concurso “Haz que Despeguen”, iniciativa de la Fundación Educacional Oportunidad que buscó hacerse cargo del ausentismo reiterado, uno de los grandes problemas que enfrentan los establecimientos que imparten educación inicial en el país. En 2022, seis de cada 10 niños de prekínder y kínder faltaron seis semanas o más.
Para motivar la ida a clases, la propuesta fue premiar a niños que entre marzo y junio de 2023, pudieran demostrar una asistencia de 90% o más a sus jardines infantiles o escuelas públicas o colegios subvencionados. Entre quienes cumplieron con el requisito, se hizo un sorteo y 16 menores —uno representando a cada región de Chile— fueron seleccionados para viajar al extranjero. Javiera, quien en ese entonces cursaba kínder en la escuela de lenguaje Camino de Amor de Calama, es la delegada de Antofagasta, mientras que Ariel, parte del prekínder del colegio Parroquial Padre Negro de Caldera, representa a Atacama.
Nuevos ciclos
“Para todos, pero especialmente para ellos, ha sido una experiencia inolvidable”, dice Boris Alvarado, papá de Exequiel, alumno de cinco años de la Escuela Libertador Bernardo O’Higgins de Puerto Natales. “A pesar de la corta edad que tienen, estuvieron atentos a las presentaciones y se entusiasmaron con lo que veían. Hubo un minuto en que se abrió una compuerta, apareció el transbordador (Atlantis) y a Exequiel le cambió la expresión; corrió hacia adentro y pegó un tremendo grito de emoción”, rememora.
Observar la nave de cerca —pudiendo ver “los golpes que le quedaron tras su entrada de nuevo a la atmósfera”, señala Alvarado— y haber subido a simuladores de alta tecnología que mediante imágenes, movimiento, sonido y hasta efectos de humo, fingían un viaje a Marte, fueron los hitos favoritos de esta familia, que tuvo la tarea de sacarse muchas fotos para enviárselas a la mamá de Exequiel: por un tratamiento de cáncer, ella no pudo acompañar a su hijo y debió quedarse esperándolo en Magallanes.
No fueron los únicos que colmaron su cámara de imágenes. Valesca Rodríguez y su hija Sophie Gamboa, de cinco años, nunca se habían subido a un avión, por lo que toda la experiencia fue retratada “de inicio a fin”, indica la apoderada.
Para prepararse para la aventura, Rodríguez cuenta que junto a su hija leyeron libros y revisaron muchos videos sobre el espacio, sobre lo que implica el entrenamiento para llegar a ser astronauta o sobre las nuevas misiones que se preparan para ir a la Luna. “Esto es como completar un ciclo, porque estudiamos, conversamos sobre las imágenes que veíamos y ahora por fin estamos aquí”, dice al teléfono desde EE.UU.
El viaje de cuatro días a Norteamérica fue, también, el cierre de una etapa que no siempre fue fácil para Sophie. “Al principio ella no quería ir a clases, le costó el tema de la separación”, explica sobre los primeros días de su hija en el Centro Parvulario Chimbarongo, en la Región de O’Higgins. “Pero uno como adulto tiene que ser responsable, porque la asistencia es clave. Mientras más constante sea uno, más fácil va a ser para ellos acostumbrarse a ir al colegio. A veces es fácil decir ‘hace frío, no la mandemos’ pero la continuidad es esencial, especialmente en los primeros años de formación, que son de los más importantes”.
Su estrategia —indica— fue hacer los traslados al establecimiento en bicicleta “e ir cantando canciones juntas; hacer el trayecto divertido”. Con el tiempo, Sophie se dio cuenta de lo motivante que era compartir con sus profesores y compañeros, llegando a tener una asistencia de 96% en el período del concurso.
“‘Haz que Despeguen’ es justamente una analogía de que la educación parvularia puede llevar a los niños a alcanzar sus sueños”, comenta Marcela Marzolo, directora ejecutiva de Fundación Educacional Oportunidad, quien acompañó a las familias durante el viaje de premiación.
“Son chiquititos, pero lo disfrutaron de una manera increíble, porque el centro es una especie de museo interactivo para ellos”, dice. “Ha sido una experiencia preciosa que vamos a repetir. Queremos hacer la campaña de nuevo para que otros niños también tengan la oportunidad” y ante todo, para seguir motivando a los párvulos a no faltar a clases. “Nos contaron que en los cursos de los niños ganadores había aumentado la asistencia”, celebra.
Fuente: El Mercurio.