- Juegos, actividades entretenidas, regalos, un mago, e incluso, el mismísimo Viejito Pascuero fueron parte de la tradicional celebración en el hogar que cada día recibe a niños, niñas y sus familias que viajan desde regiones a Santiago, para realizar tratamientos médicos.
Es una tarde de diciembre en Ñuñoa. En la calle, las personas y autos transitan apurados bajo el calor. Algunos vuelven de sus trabajos, otros caminan agitados para alcanzar a hacer las últimas compras navideñas. Sin embargo, dentro de la Casa de Acogida de Fundación Guillermo Luksic ubicada en calle Doctor Johow, el ambiente es de total relajo, diversión y risas.
En la amplia sala del primer piso todo ha sido dispuesto para este día especial. Un árbol de navidad rodeado de regalos, mesones con comida rica, y un gran sillón rojo para recibir al Viejito Pascuero. Para amenizar la tarde, dos monitoras disfrazadas de duendes navideños organizan actividades y juegos para los niños, niñas y sus familias que en ese momento se hospedan en el hogar.
“¡Atención! Vamos a formar dos equipos”, dice una monitora mientras divide la sala con una cuerda en el piso. “A la cuenta de tres, iremos tomando cojines y lanzándolos al lado contrario. El equipo que tenga menos cojines a su alrededor cuando termine el tiempo, será el ganador”. Suena el silbato y empieza una entretenida guerra de almohadas entre mamás, niños y niñas.
La mayoría de las personas que se hospedan en este momento en el hogar se conocen sólo desde hace algunas semanas, algunas incluso desde hace pocos días. Sin embargo, en el ambiente se siente el cariño y la cercanía. Especialmente entre las mamás, quienes se acompañan, conversan y ríen unas con otras. Todas ellas comparten algo en común: han llegado desde regiones a Santiago acompañando a sus hijos que deben realizarse tratamientos médicos o exámenes.
Antonia Luksic, presidenta de la Fundación Guillermo Luksic destaca que “en el día a día, y a través de distintas celebraciones como la Navidad, cumpleaños y otras actividades, buscamos entregar cotidianeidad, cariño y apoyo para que las familias que se quedan con nosotros en la Casa de Acogida puedan enfrentar estos momentos con la energía y el optimismo necesario”.
Llega el momento del segundo juego en la celebración de Navidad. Dos mamás se encuentran de pie disfrazadas con enormes pantalones de payaso. Uno a uno, los niños y niñas se acercan en fila rápidamente para meter globos dentro de sus pantalones. Los disfraces se van volviendo cada vez más grandes, mientras ellas, con ataque de risa van acomodando los globos para que puedan caber más y así lograr la victoria de su equipo.
“Creo que lo disfruté tanto como los niños”, dice sonriendo Elsa, mamá de Martín, al finalizar la actividad. “Hemos tenido una tarde muy entretenida con muchos juegos. También vino un mago increíble, y tuvimos la visita del Viejito Pascuero que nos trajo regalitos para todos. Nos hicieron sentir que a pesar de estar lejos, pudimos vivir la Navidad igual. Fue una actividad muy bonita”.